A la hora de ir a vivir en en una residencia geriátrica ya sea por iniciativa propia o con intervención de familiares, se suelen producir una serie unos cambios evidentes en su día a día a los que se ven obligados a adaptarse aunque puede resultar difícil.
Como desde las residencias son conscientes de ello ,disponen de un documento llamado "protocolo de acogida”. Este documento engloba unas instrucciones pensadas y diseñadas por el equipo de profesionales del centro y que sirven para hacer la llegada más cómoda.
Todo el proceso de adaptación es mas llevadero para la persona mayor si esta es consciente de lo que está pasando. Para ello resulta esencial que entienda y asuma la decisión de vive en una residencia y lo que significa. Para que todo vaya lo mejor posible será bueno que, antes del ingreso, la persona haya visitado el centro, hablado con la dirección, con los profesionales e, incluso con algún residente. Según dicen todos los expertos, los cambios de pautas de vida (horario, comidas, actividades..) se asumen mucho mejor cuando no se ven como una imposición, cuando la persona conoce de antemano las condiciones y puede elegir.
No obstante, no siempre se puede dar esta situación de ser consciente del ingreso. La situación varia mucho cuando la persona mayor tiene demencia y, consecuentemente, no puede decidir por sí misma. En estos casos, el cambio de lugar de residencia y de los hábitos de vida puede llegar a comportar bastante estrés con lo cual e la intervención del personal de la residencia y el apoyo de la familia es, si cabe, aun más importante. Es normal que sobretodo en situaciones de ingreso de familiares con algún tipo de demencia los familiares más cercanos se sientan culpabilidad por haber tomado la decisión de ingresar a un ser querido y, como muestra de este sentimiento, consideren que la atención que recibe su familiar ya como residente es lo suficientemente buena. En esos casos, como en la mayoría de disparidades de criterio que se producen en las residencias, la solución se encuentra hablando. Tengamos en cuenta que al ingresar un familiar que ya no tiene la capacidad de pensar, estamos tomando una decisión muy importante que comporta depositar nuestra confianza respecto a algo que afecta a un ser querido. Debido a esto, si surgen discrepancias, lo más razonable sería, en primer lugar, confiar en quien cuida de nuestro familiar y en segundo, plantear las discrepancias de forma positiva. No olvidemos que al final todos buscamos lo mismo: el bienestar del residente.
Algunos documentos importantes que se rellenan durante los primeros días de estancia en la residencia son:
Es una carpeta que creará el centro en donde constará una copia del contrato, el informe médico de ingreso, las comunicaciones al juzgado (si han sido necesarias porque la persona presenta una demencia que le impide manifestar su voluntad de ingresar), y una copia de los seguros que tenga contratado el mayor y de los que debe tener conocimiento el centro (especialmente el de entierro).
El PAI consiste en un documento elaborado por los diferentes profesionales de la residencia geriátrica (enfermera, médico, trabajadora social, psicólogo, fisioterapeuta, educadora social..) y en el que se describe y anota qué capacidades mantiene la persona mayor y cuales hay que potenciar para que no se pierdan e intentar reforzarlas. Es muy óptimo que la propia persona mayor participe en la redacción del PAI y, si no puede, que participe su familia.
Autor del texto: Josep de Martí, Gerontólogo Social y Jurista